Originalmente publicado en:
Bitácora semanario cultural,
Octubre 2000, Tijuana, B.C., México

Concrete Sand
By Alejandro Espinoza
[in English]

. . .If I like a work, it is meaningful; if I do not, it is meaningless (or vice versa).
Yet, if I dislike it, isn't that also a form of meaning? Thus, the critic fails to
distinguish between the meaningful character of a work, a potential object-
language, and the meta language of its own attribution. Put differently, the
meaning he sees in a work, whether intellectual or emotional, lies in his
own head: the work in itself may or may not have any meaning.

Dick Higgins, "Modernism since
Postmodernism: Essays on intermedia"


 
  Allan McCollum. Sand Spikes (Puntas de arena) del Cerro Centinela 2000. Reproducciones del molde en yeso y arena, 7 5/8" x 2 3/4" cada una. Instalados en la Steppling Art Gallery, San Diego State University, Caléxico, California.

Por un momento me reí, porque no sabía cómo íbamos a explicarle al coreano que nos pidió los pasaportes, qué era exactamente lo que traíamos en aquellas cajas. Nuestro primer trafique, pensé. Al llegar el momento de preguntarnos ¿Qué trae de México?, estuve tentado a decirle, "bueno, pues traemos unas charolas tupidas de brochetas, y en esas cajas traemos cien piezas originales de Allan McCollum".

Estas "cien piezas originales de Allan McCollum," ni se deben ver como "piezas originales" ni como obras artísticas en el sentido más clásico de la palabra. En realidad se tratan de una serie de reproducciones—muy fieles, por cierto—que el artista hizo de un fenómeno natural: los "sand spikes" son unas concreciones de arena, que en algún momento se encontraban en los alrededores del Centinela, y que poco a poco fueron desapareciendo, víctimas de los nuevos tiempos o de uno que otro coleccionista local. Al integrar su visión sobre la naturaleza de la creación artística,—y las ideas de reproducción y multiplicación de objetos a fin de romper el esquema de la obra artística como pieza única, indivisible y adorable de aquí a la eternidad—con el descubrimiento de éste fenómeno geológico, Allan McCollum decidió reinventar dicho objeto, al reproducirlo infinidad de veces, para presentarlo en diferentes espacios, rodeados de la obra plástica y fotográfica que, a través de los años, se ha hecho en la comunidad, como un homenaje a tan enigmático cerro.

Large Sand Spike Sculpture  
Allan McCollum: Modelo agrandado de un Sand Spike (punta de arena) del Cerro Centinela ( en proceso, 2000 ). Concreto, acero, y arena; 14' de largo. Instalado permanentemente en el Imperial Valley Historical Society Pioneers Museum, Imperial, California.  

Dichas exhibiciones se encuentran simultáneamente en el museo Universitario de la UABC Mexicali, el Steppling Gallery de la SDSU, en Caléxico, y el Pioneers Museum de Imperial Valley, como parte del proyecto INSITE. Y básicamente se trata de la misma dinámica visual: en un espacio determinado, se tienen un par de mesas, donde las reproducciones de estos "sand spikes" se encuentran enfilados armoniosamente, sus formas de cono o de raíz o de falo (dependiendo de la percepción, pero este detalle no es relevante) dan la impresión de encontrarse en el punto medio entre creación puramente natural y puramente artificial. Están hechos con arena genuina del cerro, y a juzgar por los "sand spikes" originales (cuya mayoría se encuentran en el Pioneers Museum), se tratan de unas réplicas genuinas hasta en el más mínimo detalle; las "mal formaciones" y el modo "descuidado" con el que la naturaleza decide crear las cosas, la hallamos intacta en dichas reproducciones. En las paredes que rodean las mesas, podemos encontrar distintas obras pictóricas y fotográficas, que imprimen de manera naturalista y detallada a su vez, una infinidad de vistas panorámicas del Centinela. Desde pinturas al óleo, acuarelas, hasta grabados, dibujos y fotografías a color, son un reflejo íntimo y preciosista del cerro, imágenes realistas que se anteponen visualmente a la gran profusión de los "sand spikes" reproducidos en las mesas.

En la inauguración efectuada en el Steppling Gallery, me llamó mucho la atención cómo la gente conducía su mirada, de las mesas con las concreciones de arena, hacia las imágenes pictóricas que los rodeaban. Meditaban unos segundos ante la presencia sobrecogedora de las réplicas, e inmediatamente buscaban "salvar" su comprensión, al dirigirse a las pinturas y fotografías, como si de alguna manera, su entendimiento de lo que apreciaban se encontrara fuera de su alcance. En otra de las mesas, Allan McCollum colocó, asimismo, un sinnúmero de reproducciones en miniatura del cerro, hechas con un molde que la representaba como desde una perspectiva aérea. Los espectadores, deambulando alrededor de la exposición, buscaban las preguntas pertinentes, pero sólo las podían realizar con base en las pinturas. Hasta cierto punto se rehusaban a "comprender el significado" de lo que veían. Muchos prefirieron llenar el cogote con la infinidad de canapés preparados para la ocasión, contemplando su entorno y viendo de reojo al artista, un signo de interrogación en sus frentes.

En realidad, ¿Cuál es el verdadero significado de las cosas? En el Pioneers Museum me encontré con el testimonio del artista, en una hoja que pegaron a la entrada de las mesas de exhibición, que nos dice: ¿De dónde viene el significado? QUIZA EL SIGNIFICADO DE UNA PIEZA ARTISTICA ES LA SUMA DE TODOS LOS SIGNIFICADOS, OTORGADOS POR LA SUMA DE TODOS SUS ESPECTADORES. Al terminar de leer esa frase, volteo a mi alrededor, y lo único que veo son gente de la tercera edad, contemplando las pinturas con cierta parsimonia, sus dedillos alargados señalando el montón de Centinelas como en medio de . . . ¡un museo!, casi sin prestar atención al montón de "sand spikes" genuinos que pusieron en las mesas.

De pronto me cayó el veinte. Estamos tan ensimismados en el mundo de los objetos reproducidos, que al situarnos en un espacio diseñado para estar conscientes de esa reproducción, nos perdemos en el camino. Me regreso a la exhibición en el Steppling Gallery. La mayoría de la gente no sabía "qué hacer" con lo que estaba presenciando; entendía los orígenes naturales de las piezas, pero no "comprendía" el motivo de su reproducción masiva. Si observara a los mismos individuos en medio de un mercado Ley o de una Wal Mart, perdidos ante la reproducción masiva de detergentes, shampoos, jabones, desodorantes, cereales, pastas de dientes, latas de sopas, de atún, de aceitunas, duraznos en almíbar y demás etcéteras, no creo que cuestionarían con la misma acritud los orígenes de su entorno. Sólo se dedicarían a escoger lo necesario para salir armoniosos y diluidos de esos establecimientos.

Pero quizá este tampoco sea el punto. Quizá no debamos siquiera buscar un significado determinado a lo que observamos. Quizá es más interesante dejar que cada uno se lleve su propia impresión de lo que observó aquella noche. A fin de cuentas, lo importante es la existencia del fenómeno, no los efectos que pueda causar. La reacción de los espectadores -de duda, de incredulidad, hasta de cierto coraje, al sentirse "retados" por un artista foráneo- nos habla de los diferentes niveles u horizontes de significación que los individuos le damos a la realidad circundante. El negar el entendimiento de una obra artística, se convierte al mismo tiempo en un horizonte de significación. El gusto o el disgusto, la aceptación o el rechazo, no tienen nada que ver con la obra. Por otro lado, tienen mucho qué ver con la multiplicidad de percepciones que se pueden tener ante un fenómeno determinado. Y eso es más interesante que cualquier otra cosa. Porque es precisamente de este modo como el arte adquiere su infinidad de significados. Y esto es mejor que otorgarle un solo significado.

Allan McCollum: Souvenirs del Cerro del Centinela, para el Valle Imperial, 2000. Yeso y pintura de látex; 2 1/4" x 6" x 4" cada uno. Instalados en la Steppling Art Gallery, San Diego State University, Caléxico.

Personalmente, lo que sí recomiendo es dejarnos llevar por la experiencia. Detenernos frente la realidad, y comérnosla, inhalarla en toda su pureza de expresión. Recuerdo que en el Steppling Gallery una niña observaba desde su punto de referencia los cerritos en miniatura. Su visión de las piezas completamente distinta a la del resto de los espectadores. Hubiera sido interesante convocar a los presentes, para experimentar la perspectiva de esa niña, asir la realidad que contemplábamos, y ver con ojos risueños aquellos objetos—naturales o artificiales—que Allan McCollum dispuso para todos los presentes, con la posible intención de que leamos en ellos, un entendimiento menos cerrado y más lúdico del mundo que nos rodea. De este modo, la multiplicidad de significados se amplían y se nutren y se complementan, y el producto sería precisamente la suma de significados que nacen de una experiencia colectiva, no hacia la búsqueda de un entendimiento, ni de una reafirmación de nuestro entorno, sino de un simple y sencillo juego de la imaginación.




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